En 1928, su publicaba un libro de canciones infantiles obra del maestro Santos Moreno y del profesor del colegio y marianista, Pedro Martínez Saralegui. La publicación tuvo cierta difusión y recibió una excelente crítica tanto en los periódicos nacionales como el ABC [1]:
En esta primorosa edición de cortas composiciones musicales, de Santos Moreno, campea junto a una atrayente ingenuidad la inspiración y la ternura. La letra es de P. Martínez Saralegui, avalorando la obra un prólogo del ilustre maestro Fernández Arbós. [2]
como en una extensa reseña que se publicó en varios periódicos de provincias [3]:
La autoridad del maestro Fernández Arbós ha avalado con un prólogo una colección de canciones escolares que acaba de publicar el maestro Santos Moreno con letra del Padre Martínez Saralegui, S. M.

Para el hogar y para la escuela son estos cantos infantiles que tienen todo el sabor y el espíritu de las típicas canciones populares que enriquecen el «folk lore» español.
Nada más difícil -tanto en la lírica como en la prosa,- que seguir el acento inimitable de la Musa popular. La inspiración del pueblo poeta, sencilla en la apariencia, tiene la profundidad y el misterio de las creaciones geniales.

Nuestro gran Lope de Vega, enamorado del astro popular, no sólo recogió de la tradición asuntos y motivos para sus comedias sino que enjoyaba sus escenas con romances, coplas, letrillas y cantares arrancados del hispano «folk lore».
Así, en estas «primeras canciones» tanto el músico como el poeta han sentido ese impulso noble y sincero, sencillo y armonioso que caracteriza al alma tradicional.

Han procurado, de todo en todo, amoldarse al espíritu infantil.
El maestro Fernández Arbós, dice de esta labor: «su melodía, siempre franca y la claridad de sus tonalidades y ritmos los hacen de fácil asimilación para los niños, y podrán ser enseñadas de viva voz, único procedimiento que puede emplearse en los colegios donde los pequeños estudiantes no tienen ninguna preparación musical.

Tienen estos cantos la ventaja, además, sobre otros ya publicados de haber sido escritos dentro de la extensión de una octava, único medio de poder enseñarles en clases donde, a veces, concurren doscientos niños, párvulos muchos de ellos y por consiguiente, sin notas agudas ni graves.
Los cantos, a pesar de su carácter popular, son originales, y su presentación y su letra tienden a despertar y educar al mismo tiempo el sentimiento del niño, lo que se logra no sólo, con la música y el texto, sino también con los dibujos que lo ilustran, muy en armonía con el espíritu de la letra, consiguiendo así que el librito sea atractivo, y que en él encuentre el niño, reunida y a su alcance, la Pintura, la Poesía y la Música».

Recordamos que Menéndez y Pelayo hace notar cómo el arte popular, sigue amorosamente el alma del niño, desde la cuna, arrullando, primero, su sueño con la típica canción de «nana» y luego lo acompaña en todos sus pasos, despertando su imaginación con ingeniosos juegos, embelleciendo sus expansiones con pintorescas invenciones, y más tarde despertando sus sentimientos y su imaginación con bellísimos cuentos de hadas. Y no hay pueblo ni raza que no posea algo de este tesoro legendario, que constituye uno de los patrimonios más puros de la literatura universal.

«Mis primeras canciones» tiene algo de ofrenda, y de tributo a la niñez, y sus notas están moduladas según el ritmo maravilloso de lo tradicional.
El libro está editado con verdadero esmero, con lujosa presentación y con sentido artístico digno de todo elogio.
«Mis primeras canciones» no sólo es un buen libro, sino un libro bello, una verdadera joya.
Luis León

El libro se presentaba como libro de texto en los colegios marianistas y, como ya hemos visto, estaba prologado por el famoso compositor Enrique Fernández Arbós. Contenía ocho pequeñas composiciones, cuyas partituras eran obra del maestro Santos Moreno y las letras correspondían a D. Pedro Martínez Saralegui. Respecto a Don Pedro se podrían llenar páginas enteras, y algún día le dedicaré el artículo que merece. Entre otras muchas facetas, creó en 1926 en el Colegio del Pilar de Madrid el primer gabinete de psicología de toda España; fue fecundo autor de novelas infantiles y libros de pedagogía; profesor en el colegio desde 1914 a 1932; y, como vemos en esta ocasión, autor de letras musicales como la correspondiente al himno del colegio.

Desgraciadamente, mis limitados y ya olvidados conocimientos de solfeo no me permiten apreciar la calidad de las partituras. Pero desde estas líneas animo tanto a algún lector interesado como a los responsables del recientemente fundado coro infantil del colegio a que recuperen e interpreten este patrimonio casi centenario.
Notas del Editor:
- ABC, 3 Junio 1928, pág. 40.
- Enrique Fernández Arbós (Madrid 1863 – San Sebastián 1939): Célebre violinista, director de orquesta y compositor español.
- Diario de Albacete, 30 de Julio de 1928, pág. 3.
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