Hace una semana os adelantaba nuevos contenidos para este blog. Y como considero que las historias siempre hay que comenzarlas por el principio, esta semana empezamos la publicación de los contenidos de la revista Recuerdos del curso 1912-1913. Esta revista fue la primera que se publicó e inició una serie que se mantendría hasta 1922.

El autor de esta introducción nos expone los motivos que impulsan al colegio a lanzar esta revista y, curiosamente, hace referencia al auge de los fanzines escolares que los propios alumnos editaban y distribuían a sus compañeros.

Espero que disfrutéis de este curioso documento:

INTRODUCCIÓN

Dos palabras nada más a modo de prólogo galeato [1]. Ello es suficiente para justificar la aparición de este impreso. No está poseído el Colegio de esa manía, hoy endémica, que impulsa a tanto adolescente, con las huellas de no lejana infancia en el rostro, a lanzar a la pública curiosidad, en letras de molde, pedazos de su incipiente personalidad, los primeros brotes de un talento que a su propietario parece colosal. No, aunque se halla en esa época de su vida en que las formas angulosas del joven no han hecho desaparecer totalmente las suaves y esfuminadas morbideces de la infancia, no cuenta el Colegio entre sus muchos defectos el de la vanidad, ni el ansia de exhibición.

Más modesto, pretende ser también más práctico. A nadie más que a los padres que honran al Colegio con su confianza, interesa conocer la vida de ese centro cuya solicitud y habilidad profesional han entregado esa prolongación de ellos mismos, que se llaman sus hijos. Y no se trata de esas manifestaciones exteriores y brillantes que de vez en cuando aproximan a padres y profesores de un modo pasajero y más o menos artificioso, con ocasión de una velada, de una primera comunión o en análogas circunstancias, sino de la vida íntima del Colegio, de la labor de cada día, modesta, pero fecunda, y que constituye la savia abundante que ha de cuajar en sazonados frutos de educación, de las iniciativas más o menos acertadas y siempre deficientes con que se pretende realizar lo menos mal posible la labor delicada y difícil de la formación de los hombres del mañana.

 

Fachada del edificio de Claudio Coello 41. Circa 1912.
Fachada del edificio de Claudio Coello 41. Circa 1912.

Un ligero bosquejo de los órganos en que reside el secreto de todo el movimiento que anima al Colegio, es lo que ofrecen estas modestas páginas.

Pero lo confesamos con toda ingenuidad: si este opúsculo se dirigiera en primer término a los padres, estaría reñido con su propio título de Recuerdos. En efecto, ante todo es y pretende ser un mero recuerdo, quiere consignar en sus páginas los acontecimientos, nada transcendentales ni históricos pero interesantes, de la vida escolar; por eso busca a sus lectores entre los protagonistas mismos que han contribuido a los hechos que narra; su público han de formarlo los alumnos, sin que aspire a esfera más amplia de publicidad.

Toda vida humana, por modesta que sea, tiene su historia. El camino de la vida ofrece para todos espinas que, al desgarrar nuestras carnes, dejan señalado con sangre el suelo en que se apoyan penosamente nuestras plantas, y deliciosos oasis en que las fuerzas agotadas se restauran; se restañan las heridas y el espíritu abatido recobra sus pasadas energías para reanudar la interrumpida marcha hacia el ideal.

¿Quién no recuerda con fruición los momentos gratos de la vida, y no recorre con dulce melancolía los trances angustiosos de su carrera?

Y esto no es solamente verdad para los héroes de novela, o de poemas épicos, en cuyos labios suenan bien en las entonadas palabras del poeta latino:

Forsan et hæc olim meminisse juvabit, [2]

sino para el último desconocido de la turba anónima al cual, como dice nuestro poeta nacional, con galanura y buen sentido muy castizos, le parece que

Cualquiera tiempo pasado fue mejor. [3]

No será, pues, desmedida pretensión el confiar a estas páginas algunos retazos de la vida del Colegio, las cosas de más bulto en que todos intervienen y que a todos interesan, dejando para los recuerdos personales las mil peripecias, alegres a amargas, que dejan huella en las almas jóvenes, y que más tarde, lejos del contacto prosaico de la realidad, se traen a cuento engalanadas con el grato espejismo de la distancia. Y si alguno duda de la realidad de lo que vamos diciendo, que pregunte a los que han abandonado hace tiempo los bancos del Colegio.

Notas del Editor:

    1. Prólogo galeato: Se llama galeato al prologo de una obra cuando en él se defiende a la misma de los reparos u objeciones que se le pueden poner. Fuente: Wikipedia.
    2. Forsam et hæc olim meminisse juvabit: Tal vez, algún día, aún a esto lo avivará el recuerdo (Verso 203 del libro I de la Eneida de Virgilio).
    3. Jorge Manrique. Coplas a la muerte de su padre.