Recuerdos del Pilar

La imagen que comparto con vosotros este mes nos presenta una vista general de la capilla del segundo piso, ahora llamada capilla Chaminade, y que en sus orígenes era conocida como la capilla de 2ª enseñanza.

Siguiendo los cuadernos de Don Pedro Ruiz de Azúa, podemos identificar algunos de los elementos que se nos muestran en la fotografía. En primer lugar, el altar, con una representación de la aparición de la Virgen del Pilar, obra del escultor Francisco Font instalada el 2 de febrero de 1922. Francisco Font, fue un escultor que destacó en el arte religioso realizando obras para los jesuitas y para otras congregaciones. Sabemos de él que tenía su taller en la calle Desengaño número 25 y que falleció en Madrid en 1931. El retablo que construyó sustituía a uno anterior trasladado desde la capilla de Claudio Coello 41 y que sólo estuvo instalado unos meses de manera provisional.

En las paredes de la capilla también se muestran las estaciones del Vía Crucis de Claudio Coello y que fueron erigidas en su nuevo emplazamiento el 27 de febrero de 1922 por el padre franciscano Gabriel Palanca. El 10 junio de ese mismo año se colocaron los dos ángeles luciferarios que flanquean el altar, y el 23 de octubre las hermanas Castell regalaron una talla de San Antonio de Padua. Por último, el 3 de febrero de 1923 en la capilla se colocó el comulgatorio de madera obra también del escultor Francisco Font.

Sin embargo, hay un elemento que me ha llamado especialmente la atención. Don Pedro, en su cuaderno especifica: «El 27 octubre 1922 se coloca un Cristo de Limpias de pasta, 375 pts.» ¿Por qué indica el nombre de la devoción de la imagen? ¿Qué Cristo es ese? Quizás ahora a la mayor parte de los lectores no les diga nada el nombre de Cristo de Limpias. Sin embargo, España entera se conmocionó en 1919 con la noticia de un hecho milagroso.

En el pueblo cántabro de Limpias se halla el Santuario del Cristo de la Agonía. Según la historia, el Cristo habría sido venerado inicialmente en Cádiz, donde habría realizado ya algún milagro, pero en 1755 fue trasladado al pueblo de Limpias y colocado en el retablo de la parroquia de San Pedro.

No voy a relatar aquí todos los hechos milagrosos y perfectamente documentados que protagonizó el Cristo de la Agonía de Limpias a lo largo de 1919. Pero baste decir que la imagen abrió y cerró los ojos en varias ocasiones ante cientos de personas, respiró y movió los ojos y la boca. Los hechos fueron presenciados por obispos, sacerdotes y feligreses. Por si esto fuera poco, sólo en 1920 se certificaron por los médicos más de mil curaciones milagrosas.

Todos estos hechos milagrosos hicieron que la imagen alcanzara una enorme notoriedad en esos años y eso seguramente motivó el que se adquiriera una copia para la capilla del colegio. Los milagros cesaron unos años después tan repentinamente como comenzaron. Y hoy casi nadie recuerda ya la imagen del Cristo de la Agonía de Limpias.