Esta semana os voy a hablar de una iniciativa escolar que surgió en el curso 1914-1915 de la mano de Roberto Madrid Roberts y otros alumnos de sexto año. Ellos mismos organizaron la primera biblioteca escolar del colegio con servicio de préstamo de libros. Aunque el colegio ya contaba con una biblioteca de consulta para los alumnos, en este caso se trataba de un servicio organizado por y para los alumnos con un enfoque más lúdico que académico.

Espero que os guste este pequeño artículo.

Bibliotecas.

Bachilleres del curso 1914-1915.

Dicho queda ya que los alumnos de los tres últimos cursos disponen de bibliotecas, cuya lectura les sirve a la vez que de inocente esparcimiento, de estímulo para la composición y de grata relación con los maestros del pensamiento.

Sin embargo, como generalmente no se sirven los volúmenes fuera del Colegio y el afán a la lectura era poderosísimo en muchos, zanjaron la dificultad por modo original y de ingenua espontaneidad. ¿Qué más natural sino reunirse unos cuantos, y crear una biblioteca por ellos administrada y sostenida?

Portada de "En las fronteras del Far West" (1910) de Emilio Salgari.
Portada de «En las fronteras del Far West» (1910) de Emilio Salgari. Edición de Saturnino Calleja.

Fue la primera en fundarse la «K O H». Su nombre denota afinidades con altos estudios, y efectivamente, fueron los alumnos de sexto año sus fundadores y director el simpático Roberto Madrid. Y por cierto que la selección de los volúmenes resultó muy agradable en conjunto.

El ejemplo cundió; Fernando Varela [1] con otros compañeritos de cuarto año organizó también su biblioteca, y, por no ser menos, Luis M. Sánchez-Blanco [2] y José Sebastián de Erice [3], también de cuarto año, fundaron la que llamaron «Biblioteca católica».

José Sebastián de Erice. Presidente de la A.A.A. del Pilar.
José Sebastián de Erice. Presidente de la A.A.A. del Pilar.

– Peligro grave, exclamarán tal vez personas timoratas, que niños con su nata ligereza se dediquen a la dirección de institución tan peligrosa cual es una biblioteca.

– Arma de fuego en manos de chicos, que diría algún adusto pedagogo.

La objeción es fuerte, sobre todo teniendo en cuenta la inclinación de los niños hacia lo malo, opinión corriente, convertida en axioma desde que Lafontaine calificó a la infancia de «sans pitié».

Pero, poquito a poco con tales axiomas… que no todo lo corriente es Evangelio.

Copiemos por toda respuesta el Reglamento de una de ellas:

«ARTÍCULO 1.° Esta biblioteca no admitirá ninguna obra contra la moral ni religión, siendo revisadas antes de pasar al catálogo por el Rev. P. Carlos Kauffmann [4] (capellán del Colegio), Director honorario de esta biblioteca.

R.P. Carlos Kauffmann, S.M.
R.P. Carlos Kauffmann, S.M.

«ART. 3.° La cuota mensual será de 0,30 pesetas, reservándose un tercio de los beneficios para la Propagación de la Fe.»

Huelga todo elogio. ¿No cuadraría mejor que el calificativo del fabulista francés, decir de estos niños con nuestro Siurot [5], que tienen «cosas de ángeles»?

Notas del Editor:

  1. Fernando Varela de Seijas Aguilar: Alumno de la promoción de 1917.
  2. Luis Manuel Sánchez-Blanco y Sánchez-Blanco: Promoción de 1917.
  3. José Sebastián de Erice y O’Shea (1906-1996): Promoción de 1918. Diplomático español. Presidente de la Asociación de Antiguos Alumnos entre 1948 y 1966.
  4. Carlos Kauffmann (1866-1943): Sacerdote marianista.
  5. Manuel Siurot Rodríguez (La Palma del Condado, Huelva, 1872 – Sevilla, 1940), abogado, juez y magistrado suplente, destaca como pedagogo, dedicó su vida a la enseñanza de niños pobres. (Ver artículo en Wikipedia)