En la crónica que os presento hoy se nos muestra una pormenorizada reseña de la revista Recuerdos correspondiente al curso 1916-1917. Sirva esta crónica para abrir el apetito a los lectores y despertar el interés sobre este número, que empezaré a publicar en cuanto terminemos con el número del curso 1917-1918. Como siempre, espero que disfrutéis de la lectura:
OPINIONES AUTORIZADAS
De Don Fidel Pérez Mínguez [1]
Director de la Revista General de Enseñanza
RECUERDOS
La Dirección del Colegio de Ntra. Sra. del Pilar, a cuyo Colegio, confiado y nunca arrepentido, llevé todos mis hijos, a fin de alcanzar en cooperación indispensable, su instrucción y educación, hace años publica al finalizar el curso un librito, en extremo curioso, que se titula Recuerdos, fiel reflejo de la vida interna y externa de un Colegio en el que «se hacen hombres», en toda la extensión de la palabra, varios centenares de niños.
Tenemos a la vista el tomo de Recuerdos de 1916-1917 y su cubierta del color de la esperanza, sin la cual la fe no existiría y apenas hallaría estímulos la caridad, invítanos a repasar sus entrañas, descubriéndonos bien pronto que en la vida que palpita en aquellas páginas late la fe, la caridad se expande y surge, recia, la esperanza en el porvenir de aquella masa de hombres del mañana.
Divídese el librito en tres secciones: vida religiosa, vida intelectual y vida física.
Comprende la sección primera la vida de la Congregación del Pilar, de que forman parte los alumnos más distinguidos por su aplicación y comportamiento; «propagación de la fe», suscripción abierta entre los escolares a la que contribuyen éstos asiduamente con el sobrante de las propinas domingueras de los papás, otras obras de caridad, entre las que figura las «visitas a los pobres» y el anuncio del solemne centenario de la Compañía de María cuyo Fundador es el R. P. Guillermo-José Chaminade, con la carta de Su Santidad Benedicto XV, escrita al R. P. Superior con ocasión de dicho centenario.
Recuerdos resume esta interesante labor y dedica un fervoroso recuerdo al profesor que fué del Colegio D. Ernesto Laurent [2], muerto en la heroica defensa de Verdun [3]. Como cronistas vénse las firmas del fecundo alumno de 6.º año. Jaime Jorro [4] y la de Manuel Bru [5], encomiando este último las conferencias de su ejemplar compañero Augusto Segovia [6] y las de los empollones José Luis Campos [7] y del inmenso Fernando María Varela de Seijas [8].
Desfila en la vida intelectual toda la pléyade de literatos políticos y pensadores que harán «gemir las prensas» del segundo tercio del siglo que corre; conferencias, artículos, encuestas, etc., etc. y al pie las firmas de los Terán [9], Jorro, Valldaura [10], Cárdenas [11], Parrella [12], Guardamino [13], Luca de Tena [14], Campos, Varela, Valcárcel [15], Pastor [16], Reguera [17], Bru y otros, todos fervorosos amantes de su patria, por cuyo engrandecimiento hacen votos, cuyas glorias pasadas los conmueven y en cuyo porvenir espléndido sueñan y ofrecen animosos cooperar. ¡Que el tiempo no os borre jamás del corazón tan hermosos amores y deseos tan entusiastas!
Entre esta cascada de lozanos pensamientos figura el retrato de los bachilleres del curso 1916-1917.
Tres o cuatro emocionados por lo transcendental del acto, soríen; los demás, luciendo por última vez quizá las infantiles medias, muéstranse serios, ofreciendo a la posteridad sus firmes propósitos de ser formales y labrar concienzudamente el edificio de la pública prosperidad, estudiando a conciencia las respectivas carreras.
Señores bachilleres: guardad este retrato, miradlo con frecuencia, ved en vuestro semblante esa promesa y al tropezaros en la vida los que el grupo formáis, amaos y ayudaos mutuamente, rendid este homenaje a los que moldearon vuestro carácter y vuestra inteligencia.
¡La vida física! Ahí están los equipos de foot-ball, chicos y grandes. ¿Cómo callar que del Colegio del Pilar han salido los más entusiastas mantenedores de tan higiénico deporte, que ha sacado de la ciudad que tantas cosas insanas genera, a los muchachos?
Ahí están apuestos, en actitudes gentiles, abrazados, unidos, la mayoría, en el afán de colocar el balón en su lugar.
Los campeonatos, en que profesores y alumnos sienten los mismos anhelos, son algo indispensable para que el arco no se rompa.
Cañedo [18] y Cobián [19] son los fidedignos y honorables cronistas de estas contiendas que en sueños se entrelazan en las juveniles cabezas con los relatos del profesor de historia o los sabatinos y siempre oportunos consejos de «Don Luis».
Y luego, en forma de apéndices, las listas de congregantes, los que lucen ufanos en las solemnidades la medalla de la Virgen del Pilar, que sonreirá desde el cielo a tan devotos adoradores; los alumnos que han hecho la primera comunión, fiesta que bañó los hogares de aromas de incienso y rosas, aroma fecundante de sanas obras y de recuerdos imborrables. El Libro de Oro, en el que figuran los más aplicados, registro de los que serán, pues habrá en la vida quien sea sin haber sido, pero pocos que fueron no son.
¡Nuestro aplauso ante el desfile de la aplicación y del talento! Aplauso extensivo a los alumnos de la Orden del Día y a los Matriculas de Honor que cierran el cuadro que tanto honra a los Marianistas.
Recuerdos termina con varias composiciones literarias escritas con especial soltura por los alumnos.
«Ignacio Hervada» [20] presenta un cuadro social y… filosófico. «Colmenares» [21] se estremece con la disección de un inocente, practicada por un bárbaro sacerdote indio. «Cañedo» émulo del Duque de Rivas, nos refiere en fáciles versos, una historia completamente macabra. «Montes» [22] que debe pertenecer a la dirección de espionaje del ejército alemán, urde una añagaza entre cuervos y buhos, que sale al pelo. «Bartrina» [23] enemigo de todo persistente mal deseo, presenta una delicada escena en la que una niña que acaba de comulgar arranca de su padre preso, el perdón para el enemigo del sin duda injustamente condenado. «Esteve» [24] describiendo una película de ranas y sapos, nos demuestra que en el cine no le conmueve ni un estampido del 42 y que en Historia Natural no es rana. «Campos» de fácil péñola, después de amargar una boda con la visita de la Parca -¡vaya una visita!- deja al héroe de su fábula ciego, sordo y paralítico… y vuelve la Parca. Yo creo que debió esperar a que se disipara el «ruido de la nueva generación». En fin «Garrido» [25] en su La Caridad del Cid; «Crespi de Valldaura» en el Lobo y la Zorra, la eterna historia; el fecundo y despierto «Varela de Seijas», insaciable lector según cronistas, sus contemporáneos, en el Discípulo de Rubens, «Sánchez Blanco» [26] en el Paso honroso de Suero de Quiñones y Tormenta en alta mar del incansable «Jorro» que nos emociona en un cuadro pereda-martínez-abadesco, todos en fin componen un cuadro de literatos que si no se duermen en los laureles harán honor a sus apellidos e íntima satisfacción a sus maestros.
Pues a la educación de éstos, a la religiosidad de éstos, a la ciencia de éstos débense estos éxitos de virtud honda y sentida en los corazones, amor al campo y desarrollo físico, entusiasmo por la ciencia y la sabrosa literatura que tanto endulza la vida con sus halagos y merced a la cual nace la voluntad del conocimiento de nuestras glorias pretéritas, singularmente de la historia, la madre ilustradora, en cuyo seno hallaremos siempre los españoles veneros para descubrirnos grandes y ambicionar se reanuden gloriosas e imperecederas las páginas de oro que nos fueron legadas.
Notas del Editor:
- Fidel Pérez Mínguez (Valladolid 1867-Madrid 1942): Historiador y abogado. Bibliotecario de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación. Se casó con Antonia Villota, hija de Isidro Villota, el primer síndico de la Bolsa de Madrid. La herencia de su mujer le permitió abandonar su carrera de abogado para dedicarse a la historia y la literatura. Fue autor de numerosos libros.
- Ernesto Laurent y Rochebrunt: Profesor de francés durante varios cursos en el colegio, se alistó en el ejército francés en la Primera Guerra Mundial.
- Batalla de Verdún: Fue la batalla más larga de la Primera Guerra Mundial, costando la vida a más de 250.000 hombres entres franceses y alemanes.
- Jaime Jorro Beneyto († Madrid 1986): Promoción de 1917. Diplomático. 2º Conde de Altea.
- Manuel María Bru Rodríguez: Promoción de 1918. Fue presidente de la Congregación.
- Augusto Segovia Muñoz S.J. (Madrid 1902-Granada 1993): Promoción de 1917. Profesor de Trinidad en la Facultad de Teología de Granada. Rector de la misma entre 1950 y 1953. Dedicó gran parte de su vida a ser bibliotecario de la facultad, la cual organizó y fue su gran renovador. Director de “Archivo Teológico Granadino”. Escribió diversas obras y artículos entre las que destacan: Espiritualidad Patrística (1944).
- José Luis Campos y Salcedo: Promoción de 1917. Abogado del Estado.
- Fernando María Varela de Seijas Aguilar: Promoción de 1917.
- Francisco Terán Galindo († Madrid 1993): Promoción de 1917. Doctor Ingeniero de Caminos.
- Mariano Crespi de Valldaura Cavero Fortuny y Alcibar-Jauregui († Madrid 1967): Promoción de 1917. Diplomático. Conde de Serramagna.
- Jaime de Cárdenas y Pastor (Madrid 1900-Soria 1982): Promoción de 1916. Pediatra.
- Enrique de Parrella Conde-Luque: Promoción 1916. Ingeniero agrónomo. Murió asesinado por los rojos durante la Guerra Civil.
- César Martínez de Guardamino († Pamplona 1951): Promoción de 1916.
- Juan Ignacio Luca de Tena García de Torres (Madrid 1897-ibídem 1975): Promoción de 1914. Hijo de Torcuato Luca de Tena, además de comediógrafo, diplomático y periodista español, dirigió la revista Blanco y Negro desde 1925 hasta 1929 y a la muerte de su padre en 1929, dirige hasta 1936, el diario madrileño ABC. Fue el primer presidente de la Asociación de Antiguos Alumnos.
- Darío José Valcárcel y Kohly († Madrid 1979): Promoción de 1921. Marqués de O’Reilly. Abogado y miembro de la Real Academia de Jurisprudencia. De vocación literaria, desde joven colaboró en numerosos periódicos y revistas españoles y americanos, como Abc, El Diario Vasco, La Nación, de Buenos Aires, y El Diario de la Marina, de La Habana. Fue autor de tres novelas (Vidas inquietas, El club de los noctámbulos y Nueve millones) y dos comedias (El peligro y Sonia). Capitán de Infantería de la escala de complemento, el señor Valcárcel y Kolily estaba en posesión de la Cruz del Mérito Militar y de la medalla de la Campaña.
- Manuel Pastor y Mendívil († Granada 1965): Promoción de 1918.
- Enrique Esteban de la Reguera y Federico († Madrid 1939): Promoción de 1918.
- José Cañedo González-Longoria († Madrid 1929): Promoción de 1918. Teniente de Artillería muerto víctima de un accidente de aviación a los 28 años de edad.
- Eduardo Cobián y Herrera: Promoción de 1920. Abogado.
- José Ignacio Hervada Díaz de Sala (Madrid 1902 – Roma 1949): Promoción de 1918. Ver Crónica de las conferencias 1917-1918
- Ricardo de Colmenares Duque de Estrada (San Sebastián 1901 – Madrid 1977): Promoción de 1918. VIII Conde de Polentinos y XII Conde de las Posadas.
- Francisco Montes Lueje (Valparaíso 1901- Sevilla 1967): Promoción de 1918. Notario. Decano del colegio notarial de Sevilla entre 1959 y 1964.
- José Enrique Bartrina Medina (1902-1921): Promoción de 1918. Fallecido mientras estudiaba la carrera de medicina.
- José Ángel Esteve Monasterio: Promoción de 1918. Trabajó en la Audiencia Territorial de Sevilla según el anuario de 1969.
- Moisés Garrido Martínez († Madrid 1981): Promoción de 1917. Abogado.
- Luis Manuel Sánchez-Blanco y Sánchez-Blanco: Promoción de 1917.
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