Para poner en contexto los hechos que voy a describir hay que situar cronológicamente al lector. Estamos en Noviembre de 1931. La Segunda República se había proclamado unos meses antes, el 14 de Abril, y desde entonces, ostentaba el poder en España el Gobierno Provisional. El 10 y el 11 de Mayo, se habían producido ya gravísimos incidentes en las principales capitales, que se habían saldado con varios muertos y cientos de edificios religiosos destruidos, con pérdidas materiales incalculables. Frente a estos desmanes, la absoluta pasividad del gobierno. El 14 de Octubre, el presidente del Gobierno Provisional, Niceto Alcalá Zamora, presenta su dimisión tras la aprobación el día anterior por las Cortes Constituyentes de los artículos 26 y 27 de la nueva Constitución. Estos artículos proclamaban la prohibición del ejercicio de la enseñanza a los religiosos y ponen las bases para la expulsión de la Compañía de Jesús y de otras órdenes religiosas. Ante la dimisión de Alcalá Zamora, Azaña asume la presidencia del Gobierno Provisional. La nueva república había tomado ya un claro sesgo anticlerical que traería las terribles consecuencias que todos conocemos.

En este Madrid tan convulso se anunciaba el estreno en el Teatro Infanta Beatriz, renombrado en esos días como Teatro Lope de Vega, de la adaptación de la novela de Ramón Pérez de Ayala, «A.M.D.G.» [1]. Esta obra autobiográfica, escrita en 1910 y prácticamente olvidada, narraba la vida en un colegio de jesuitas y tenía un claro carácter anticlerical. Por si aún cabía alguna duda respecto al «valor polémico» [8] de la obra y a la intencionalidad del estreno, podemos añadir que la dirección artística corría a cargo de Cipriano Rivas Cherif, hermano de la mujer de Azaña, es decir, cuñado del presidente del Gobierno Provisional en aquel momento. El objetivo de los productores resultaba un tanto mezquino al rescatar del olvido la novela de Pérez de Ayala precisamente en plena campaña anticlerical. En palabras de la crítica: “aprovechar la expulsión de los jesuitas para echar más leña al fuego no es acción muy valiente, que digamos, ni muy correcta, ni muy caballeresca” [9].
El estreno estaba anunciado para el viernes 6 de Noviembre a las 22:00 [2] y los días previos, debido a la inusitada rapidez con la que se habían agotado las localidades [8], ya se esperaban reacciones por parte de los católicos vinculados a los jesuitas o a agrupaciones afines como la congregación mariana de San Luis Gonzaga, más conocida como los Luises. Pero no sólo estos jóvenes se sentían agraviados por el espectáculo, también un nutrido grupo de pilaristas y congregantes se preparaba para intervenir en contra de la descristianización de España. Frente a ellos tendrían igualmente a ciertos elementos contrarios que «estaban decididos a dar la réplica adecuada» [8].
Así informaba el día del estreno el periódico Crisol, en el que también colaboraba Ramón Pérez de Ayala:
«Hoy se estrenará, en el teatro Beatriz, «A.M.D.G.», el arreglo escénico de la novela de Pérez de Ayala. Hay gran interés en asistir a este estreno, y se asegura que elementos de las derechas están dispuestos a alborotar durante la representación. Todos estos augurios, y el interés artístico que tiene en sí el arreglo escénico de la magistral novela de Pérez de Ayala, dan al estreno los caracteres de acontecimiento.» [3]

A media tarde, Rivas Cherif había pedido protección policial a la Dirección General de Seguridad en previsión de los altercados que sabía se iban a producir. A las 22:00 «comenzaron a llegar a la puerta del teatro gran número de automóviles particulares y de taxis conduciendo una clientela distinguida; la clientela habitual del aristocrático teatro de la calle de Claudio Coello.» [8]
Según el relato de los hechos que encontramos en la prensa del 7 de Noviembre, nada más apagarse las luces, a las 22:45 y tras escucharse un estornudo, señal convenida, comienzan las protestas por parte de los contrarios a la representación, más de cien [10], y el actor encargado del prólogo, no puede concluir su interpretación. Se suceden los vivas a la república de un lado, y a los jesuitas y a la religión, del otro. Por si había alguna duda del sectarismo de algún diario, el redactor de una de las crónicas exclamaba al narrar los gritos a favor de la Compañía de Jesús: «Hay gentes capaces de todo» [4].
A los gritos siguen los puñetazos en el entresuelo y después se extienden al vestíbulo y a todo el teatro. Se avisa a la Sección de Orden Público de la Dirección General de Seguridad que envía «parejas de seguridad a caballo, el coche celular y el camión de los guardias de asalto» [4] y [8]. Tras la intervención de las fuerzas de seguridad se restablece el orden en el local y se llevan a los primeros detenidos, que son identificados por el periodista de Heraldo de Madrid, Juan González Olmedilla, “dedicado a la tarea de cazar católicos” [9]. El propio crítico lo reconoció sin pudor: “abandoné mi butaca para hacer información de aquella vergüenza pública y…, de paso, ver si ponía jesuíticamente -por todos los medios a mi alcance- fuera de combate a los vociferantes más distinguidos” [10].

Continúa la representación con las luces encendidas para evitar nuevos altercados, y con presencia policial dentro de la sala. Sin embargo, poco después vuelven a repetirse los alborotos. Se organizan dos grupos claramente diferenciados. Los partidarios de la obra, capitaneados por el pilarista Rafael Sánchez Guerra [5], ex subsecretario de la Presidencia, que se encontraba en el estreno acompañado por su esposa [10], y que recibe un bastonazo en la espalda y un puñetazo en el ojo izquierdo; y los detractores de la representación teatral. Respecto a esta agresión, Sánchez Guerra reconocía que él la había originado cuando “en el primer entrecuadro me fui a uno de ellos (los perturbadores), de los más significados, un tipo rubio, y le di un fuerte puñetazo” [10] momento en el que “cayeron sobre mí alrededor de veinte energúmenos” [10].
Otro pilarista que condenó los altercados y tomó partido por los que querían presenciar el espectáculo fue el diplomático Edgar Neville [14], quien se ofreció “para facilitar el descubrimiento de los «luises»” [10] Como se ve, y frente a la imagen que algunos han transmitido del colegio, éste fue siempre plural, saliendo de sus aulas personas de distinto signo.
Durante los enfrentamientos se destrozan una veintena de butacas y se producen otros daños en el teatro. Vuelven a intervenir los responsables del orden público y se producen más detenciones, pudiendo finalmente terminar la actuación.
Los incidentes fueron más graves de lo que pueda parecer, debido al clima de enorme tensión que se vivía en esos meses y a la debilidad del Gobierno Provisional. El propio ministro de la Gobernación, Casares Quiroga, se trasladó poco después de las 4:00 de la madrugada a la Dirección General de Seguridad en la Puerta del Sol, para entrevistarse con el Director General, Ángel Galarza, y conocer los detalles del suceso de primera mano. [7]

Al día siguiente, el cuñado del Presidente del Gobierno, es decir, el señor Rivas Cherif, denunciaba la poca dureza con que se había empleado la policía y el desamparo en el que se habían encontrado los republicanos «cohibidos e inermes ante un puñado de vociferadores impune» [4].
Por su parte, el señor Galarza también publicó una nota para defenderse de las acusaciones de lenidad en la que aclaraba que a las 21:00 de la noche ya se encontraban en las inmediaciones del teatro «20 agentes, 6 parejas de seguridad y 20 guardias de asalto» y al comienzo de la representación ya había cuatro agentes en el interior del teatro [9]. En el informe, también se proporcionaba a la prensa el listado completo de detenidos, algo que sería impensable en la actualidad. Por supuesto, sólo hubo detenidos entre los defensores del clero. Como se puede imaginar el lector, al publicar nombres, apellidos, edad, profesión y domicilio de los jóvenes se les estaba poniendo en el punto de mira de las represalias de los republicanos.

Aproximadamente, un tercio de los detenidos eran antiguos alumnos del colegio. Más abajo incluyo el listado completo de los pilaristas que participaron en los incidentes y que fueron condenados a pagar una multa de 500 pts. en el plazo de 24 horas para evitar su ingreso en prisión. Cumplido el plazo sólo diez de los acusados habían satisfecho la multa, y a los que no lo habían hecho, se les concedió una prórroga [6]. Días más tarde aún había algunos jóvenes que se negaban a pagar la multa, por lo que fueron condenados a quince días de cárcel. Algunos, incluso exigieron que en el caso de que sus padres se dispusieran a abonar el importe de la multa, se rechazara el ingreso ya que preferían cumplir la condena [13].
Arístides Artiñano Mercader de 19 años, estudiante, con domicilio en Maldonado 4. |
Luis Bustamante Quijano de 29 años, abogado, con domicilio en Castellana 11. |
Raúl Cano Faro de 19 años, estudiante, con domicilio en Villanueva 5. |
Ildefonso Crespi de Valldaura de 25 años, con domicilio en Españoleto 19. |
Manuel Pombo Angulo de 19 años, estudiante, con domicilio en General Oráa 29. De la promoción de 1929. |
Santiago Sangro Torres de 20 años, estudiante, con domicilio en O’Donnell 22. De la promoción de 1928. |
Fernando González-Valerio España de 21 años, estudiante, con domicilio en Ginés 8. De la promoción de 1926. |
Alfonso Fernández de Córdoba y Parella de 24 años, militar retirado, con domicilio en Los Madrazo 9. De la promoción de 1923. |
Rafael Parrella y Conde-Luque de 24 años, con domicilio en Los Madrazo 9. De la promoción de 1923. |
José Sangro Torres de 24 años, perito mercantil, con domicilio en O’Donnell 22. De la promoción de 1923. |
Carlos Crespi de Valldaura de 24 años, ingeniero industrial, con domicilio en Españoleto 19. De la promoción de 1922. |
Joaquín Lóriga Undabeytia de 25 años, dibujante, con domicilio en Hermosilla 11. De la promoción de 1922. |
Bernardo Salazar y García-Villamil de 24 años, abogado, con domicilio en Paseo de Recoletos 9. De la promoción de 1922. |
César Granda Granda de 24 años, estudiante, con domicilio en Ibiza 1. De la promoción de 1921. |
Fernando Gargollo Echevarría de 27 años, abogado, con domicilio en Velázquez 22. De la promoción de 1919. |
Agustín Crespi de Valldaura de 28 años, militar, con domicilio en Españoleto 19. De la promoción de 1918. |
Ramón Triana Arroyo de 29 años, abogado, con domicilio en Serrano 96. De la promoción de 1918. |

Por su parte, los detenidos también publicaron una carta en el diario tradicionalista El Siglo Futuro [12], en la que denunciaban lo injusto de la situación ya que algunos de ellos no asistían a la representación, por el contrario, sólo se encontraban en la calle como curiosos. Otros habían sido detenidos al acercarse a los lugares de detención para acreditar a otros familiares o conocidos apresados. Otros, consideraban que habían ejercido su derecho de expectador a expresar su desagrado ante la representación que estaban contemplando, utilizando para ello los procedimientos acostumbrados en esa clase de espectáculos. Por último, otros declaraban que habían sido detenidos al contestar a los «insultos, groserías y blasfemias de los que no podían soportar que una obra no fuera del agrado de todos los asistentes» [12].
Los detenidos denunciaban, como he comentado antes, que «elementos ajenos a la autoridad estaban a la caza de todo aquel que mostrase desagrado» [12] para ser rápidamente «arrancados con malos modos de su localidad e introducidos a golpes en el coche celular«. Después de ser encerrados en las comisarías, permaneciaron varias horas, incluso hasta las 20:00 del día siguiente, sin tomárseles declaración, para comunicarles finalmente que se les había impuesto una multa.
Respecto a la calidad de la obra, parece que la crítica no le fue muy favorable: «de no haber estado tan exaltados los ánimos, no se hubiera terminado la obra, porque entonces todo el público, a una, hubiera protestado con la misma fuerza» [9]. «Los aplausos que sonaron en los finales de acto fueron de campaña política, nunca de premio al arte; sonaban a desafío, que tenía que ser contestado» [9].

Pero las protestas no terminaron el día del estreno. La noche del día 10 de Noviembre se volvieron a producir altercados durante la representación cuando un grupo de unos cuarenta jóvenes empezaron a protestar. En esta ocasión los detenidos fueron catorce y la multa se elevó hasta las 1.000 ptas.
Hoy en día sería impensable presenciar una reacción semejante ante los ya tan acostumbrados ataques a la Iglesia.
Notas del Editor:
- Abreviatura de Ad maiorem Dei gloriam, divisa de la Compañía de Jesús.
- Heraldo de Madrid, 3-XI-1931, página 6.
- Crisol, 6-XI-1931, página 5.
- Crisol, 7-XI-1931, página 16.
- Rafael Sánchez-Guerra Sainz (Madrid 1897-Villava 1964): Promoción de 1915. Político, Periodista, Presidente del Real Madrid y fraile dominico. La biografía de Rafael Sánchez-Guerra es una de las más apasionantes que he podido encontrar. Animo al lector a que investigue por su cuenta. (Ver Fray Presidente).
- La Nación, 10-XI-1931, página 5.
- Ahora, 7-XI-1931, página 5.
- Ahora, 7-XI-1931, páginas 7 y 8.
- La Nación, 7-XI-1931, página 12.
- Heraldo de Madrid, 7-XI-1931.
- El Imparcial, 7-XI-1931, página 1.
- El Siglo Futuro, 7-XI-1931.
- El Siglo Futuro, 11-XI-1931.
-
Edgar Neville Romrée (Madrid 1899 – Madrid 1967): Promoción de 1917. IV Conde de Berlanga del Duero. Diplomático, escritor, dramaturgo, director de cine y pintor.
Otras Fuentes Consultadas:
- A.M.D.G. La politización de un estreno teatral, Juan Menchero
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