Una vez más, gracias al padre Enrique Torres, comparto con vosotros una de tantas historias desconocidas hasta para los más acérrimos pilaristas. En esta ocasión se trata de un curioso crucifijo que he tenido la oportunidad de contemplar y que se custodia en el colegio. Espero que en estos días de confinamiento esta lectura nos pueda ayudar.

La comunidad marianista del colegio conserva un crucifijo que según la tradición oral, viene del Alcázar de Toledo. Allá estuvo todo el tiempo del famoso sitio que comenzó en Julio de 1936, considerado como un episodio clave en la Guerra Civil española. Así se lo aseguraron al P. Enrique TorresD. Tomás Garay, buen testigo de las tradiciones del Pilar, y el P. Alfonso Gil, quien le puso sobre la pista de la familia donante.

Aspecto del Alcázar de Toledo después de la liberación.
Aspecto del Alcázar de Toledo después de la liberación.

Se trata de la familia Torres-Pardo. El Capitán Jose Luis Torres-Pardo, casado con María Luisa Moya Portas, estaba destinado en Julio de 1936, en la Academia Militar de Toledo que funcionaba entonces en el Alcázar.

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Los niños del Alcázar. Ilustración de Lafaye en un antiguo libro de SM.

Después del alzamiento militar del día 18, el coronel Moscardó asume la comandancia militar de la plaza y decide encerrarse en el Alcázar con unos cuantos oficiales, guardias civiles, soldados y voluntarios (además de 277 mujeres y 215 niños), dispuesto a resistir hasta el final. Entre ellos estaba el capitán de caballería José Luis Torres-Pardo y Asas, con su esposa y su hijo José Luis de unos ocho años, que luego sería alumno del colegio del Pilar. La familia Torres-Pardo llegó al Alcázar secretamente y a toda prisa aprovechando la noche. El Alcázar bullía ya en preparativos ante el inminente asedio. Es de suponer que en el sucinto equipaje que preparó Dª María Luisa Moya Portas, estaba el citado crucifijo. La misma tradición dice que esta imagen les ayudó mucho a superar las pruebas de los setenta días de asedio.

Alcázar de Toledo. Sótano donde habitaban las mujeres y los niños.
Alcázar de Toledo. Sótano donde habitaban las mujeres y los niños.

Acabada la guerra civil, el joven Jose Luis Torres-Pardo inicia el bachillerato, primero con los Hermanos de La Salle en Córdoba y Valladolid y luego en el Colegio del Pilar de Madrid, donde acabó en 1945. No hemos encontrado constancia de cuándo se hizo donación del crucifijo a la comunidad del Pilar. En todo caso este detalle muestra la buena relación de la familia con el Colegio.

P. José Luis Torres-Pardo poco después de su ordenación.
P. José Luis Torres-Pardo poco después de su ordenación.

En 1948 nuestro antiguo alumno Jose Luis Torres-Pardo ingresó en los Cooperadores Parroquiales de Cristo Rey siendo destinado años después a Rosario (Argentina). En 1974 dejó esta Congregación, con el ánimo de fundar dos grupos –masculino y femenino– de apostolado laical bajo la advocación de Cristo Rey.

Crucifijo del Alcázar de Toledo que se venera en el Colegio del Pilar.
Crucifijo del Alcázar de Toledo que se venera en el Colegio del Pilar.

He intentado ponerme en contacto con el P. Torres-Pardo, que aún vive en Argentina, a través del Instituto de Cristo Rey, y confirmar esta historia. Aunque no he tenido éxito en mis gestiones, la historia tiene todos los elementos para ser tal y como se transmitido hasta nuestros días.

El 24-X-2020 el P. Enrique Torres me enviaba el último capítulo de esta historia:

Leyendo los anales de D. Pedro Ruiz de Azúa S.M., cronista del Colegio; he encontrado esta importante mención: «19 de abril 1946, Viernes Santo:… A las 9 Oficios, Iglesia llena. Preside el P. Gregorio Martínez de Murguía, diácono  el P. Urquiaga: oraciones, adoración de la Cruz del Alcázar que la presenta el P. Provincial. Se cantan los Improperios de Palestrina…»