Los lectores frecuentes de este blog ya saben de mi gusto por bucear en las hemerotecas a la búsqueda de historias que nos desvelen cuáles eran las inquietudes e ilusiones de los alumnos que nos precedieron en el colegio, especialmente de aquellos que aparecen recogidos en el Monumento a los Caídos, cuyas vidas y muertes ocupan con frecuencia estas páginas. En esta ocasión os traigo la historia de nuestro compañero José Murciano Verbaeys.

José y su hermano Félix eran los dos únicos hijos de José Murciano Novillo y de Flora Verbaeys Viallet. El primogénito -el protagonista de este artículo- nació en 1918 en Madrid. Ambos hermanos estudiaron en el Colegio del Pilar, perteneciendo el primero a la promoción de 1932 y el segundo a la de 1940, y tenían su domicilio en la calle Padilla nº 80 de Madrid [6]. Los dos se llevaban, por tanto, ocho años de diferencia. A través de las páginas de los periódicos podemos conocer algunos datos más sobre José, por ejemplo su afición por el Real Madrid.

Como ya hemos comentado antes José abandonó el colegio en 1932. Al año siguiente, concretamente el 22 de Enero de 1933, el Real Madrid derrotó por dos goles a cero al Athletic de Bilbao en San Mamés. Lógicamente, este hecho no sentó muy bien a los hinchas vascos que, para consolarse en la desgracia, se justificaban diciendo que la mayoría de los jugadores del Real Madrid eran de origen vasco. Esta polémica generó un divertido intercambio de cartas en la sección «La voz del pueblo» del diario ABC.

Primero escribió José Murciano:

Algo más sobre el Madrid F. C.

«La derrota del Club de Bilbao por su colega el de Madrid ha traído la correspondiente cola de los partidarios del primero, que no se resignan a la idea de que ha sido derrotado en su campo, y con todas las de la ley, por un tanteo respetable. Conjuntamente se lamentan en la ausencia de la ausencia de esa consabida mano dentro del área, cuyo castigo, si es transformado en «goal», siempre sirve para atenuar la derrota, alegando la desmoralización del equipo, etc. Como en el curso del partido no hay ninguna atenuante de su derrota, los aficionados a la genealogía se han dedicado a la investigación de las partidas de nacimiento de los jugadores del Madrid, sacando la «alarmante» conclusión de que siete de los componentes del once vencedor son vascos.

Esta, clase de chismorreo -pues no tiene otro nombre- es el hierro -hierro ardiendo- al cual se agarran los «hinchas» bilbaínos, con más fuerza que en un día de viento agarran el «rabo» de su airosa boina. Por si no lo saben, les diré que, sin ir más lejos, Alec James, el famoso jugador del Arsenal, no sólo no es de Londres, sino que su país natal es Escocia, pudiéndose citar mil ejemplos como éste que ocurren en Inglaterra, que es la madre del fútbol. Además, habrán de saber que los jugadores del Madrid son nuestros, muy nuestros, porque somos nosotros los que en los momentos de apuro los estimulamos y alentamos, por el solo hecho de estar bajo la insignia de nuestro querido Club; porque somos nosotros los que con nuestros aplausos y ovaciones les animamos a perseverar en su cariño y amor al Club beneficiándole con su labor. Porque descender a buscar su entusiasmo en la retribución que mensualmente reciben -dinero, que es «muy nuestro»- sería inferirles una grave ofensa, pues hay cosas -y el amor al Club es una de ellas- que no se pueden comprar con dinero. Sépanlo de una vez los aficionados bilbaínos, que se dedican al estudio de partidas de nacimiento. Y por esta vez basta. -J. Murciano Verbaeys, Madrid.» (ABC del 2-II-1933).

Alineación del Real Madrid de la temporada 1932-1933.
Alineación del Real Madrid de la temporada 1932-1933.

A la carta de José respondió una semana después un tal Garay:

Siempre jugadores vascos

«Unas líneas para contestar a D. J. Murciano, de Madrid. A este señor le molesta que los bilbaínos, en su perfectísimo derecho, traten de aminorar el natural dolor que la victoria del Madrid les ha producido, consolándose con la idea de que son otros «siete» vascos los que les han vencido.

Nadie en Vizcaya ha tratado de regatear su meritorio triunfo al equipo «merengue», probando esto que digo el mismo ABC, que, en uno de sus números pasados, copiaba la opinión de todos los críticos de Bilbao, que, sin excepción, reconocían superior la actuación de los jugadores restantes a la de los de casa.

Si, señor Murciano; es evidentísimo que los jugadores son del Madrid, y muy del Madrıd, desde el momento que por él firman y cobran su ficha, estando obligados, moral y materialmente, a defender con todo cariño su color; ¿pero es que por esto han de dejar de ser vascos, y que los que, gracias a Dios, también lo somos, no podamos recordarlo?

Alec James nos dice usted no es inglés. sino escocés, figurando, no obstante, en el glorioso Arsenal, de Londres. Ignoro lo que pretenderá demostrarnos con esta cita, porque supongo que tampoco les dejará usted a los simpáticos escoceses que con legítimo orgullo le tengan por compatriota.

Para terminar. ¡Bien, Sr. Murciano!; tiene usted una genialísima de lo que es el «rabo» de una boina. ¡Hombre; por Dios! Mire que decir que nosotros, en día de viento, nos agarramos a él con todas nuestras fuerzas. Suplícole no confunda a la inocente y débil «perilla», que en todo lo alto de la boina resignadamente cumple sin protesta con su papel de remate, con un fuerte calabrote…, del que yo, sin duda, me aprovecharía para amarrar a usted, y, después de sujetarle, gritar fuertemente: ¡Si, señor; son vascos los que triunfaron, porque, ¡caray!, con usted suelto, que levante el dedo el valiente que se atreva a lanzar ese grito. –D. P. Garay, Madrid.» (ABC del 9-II-1933).

Alineación del Athletic de Bilbao de la temporada 1932-1933.
Alineación del Athletic de Bilbao de la temporada 1932-1933.

Por último, a la semana siguiente, el pilarista volvió a la carga para no dejar a su oponente con la última palabra:

Siempre jugadores madrileños

«Como no podía menos de suceder, ha surgido -como resultas de mi anterior artículo- uno de los correspondientes contradictores, que no se resignan -entérese bien, Sr. Garay- a la idea de la derrota.

EI Club de Bilbao ha sido derrotado por el Madrid, compuesto éste exclusivamente por jugadores «madrileños»; porque habrá de saber el Sr. Garay que todo jugador, para los efectos del fútbol y en el campo de juego, no es italiano, griego ni chino, sino que pertenecen a la nación, provincia o ciudad bajo cuyo pabellón está su Club.

En el aspecto particular y vida privada, es otra cosa completamente distinta -cuestión de la que no tenemos que tratar aquí- y que no tiene nada que ver con sus actividades deportivas. A usted, Sr. Garay, lo que le ha sucedido es eso que tanto se oye por ahí; por si no lo sabe, se lo digo, y, en caso contrario, se lo repito, para que se quede bien enterado: «No hay que confundir la gimnasia con la magnesia». (Como usted ya ve, a mí no se me caza con farol, como a las angulas.)

En la segunda parte quiere usted dárselas de gracioso queriéndome decir que yo no he visto nunca una boina, y que no he estado en mi vida en Vizcaya; en esto se ha equivocado -como en todo- completamente, pues he visto lo uno y lo otro; vamos, que se ha «colao», como decimos nosotros. Porque hay que ver…, ¡caray con el Sr. Garay! ¡»Ohé», timonel; tres grados a babor!; echad el ancla y lanzad las amarras al calabrote de la boina de Sr. Garay! J. Murciano Verbaeys, Madrid.» (ABC del 16-II-1933).

Este episodio nos demuestra que nuestro compañero defendía sus ideas con vehemencia y que desde luego no estaba dispuesto a dejarse avasallar por nadie, ya fuera en el fútbol o en la política.

Como ya hemos comentado antes José abandonó el colegio en 1932. Unos meses después de la polémica futbolística que hemos visto antes, el 29 de Octubre de 1933 acudió al mitin del Teatro de la Comedia que significó el acto fundacional de Falange Española.

Acto fundacional de Falange Española en el Teatro de la Comedia el 29-X-1933.
Acto fundacional de Falange Española en el Teatro de la Comedia el 29-X-1933.

Nuestro joven universitario quedó tan impactado por las palabras allí pronunciadas por José Antonio Primo de Rivera y los otros oradores, que no dudó en ingresar en la nueva organización y en el S.E.U. encuadrándose después en la primera centuria, llegando a ser jefe de falange.

Meses más tarde, el 10 de Julio de 1934 la policía irrumpía en la sede de Falange Española situada en el hotelito de la calle Marqués de Riscal nº 16 para efectuar un registro. Como consecuencia de esta actuación fueron detenidas todas las personas que se encontraban en las dependencias de Falange, en total 64 personas, entre las que se encontraba José Murciano, cuyo segundo apellido se transcribe por error como «Verbacis». De éstos, 44 ingresaron en la Cárcel Modelo en prisión preventiva, incluido nuestro protagonista. [1] El 1 de Agosto del mismo año tuvo lugar la vista en la misma cárcel defendiendo a los acusados el propio José Antonio Primo de Rivera. [2] Los magistrados fallaron a favor de la defensa y absolvieron a los detenidos. [3] Cabe resaltar que dos (tres según otras fuentes) de los encarcelados eran menores de 18 años, uno de ellos José, y que el abogado defensor presentó sus partidas de nacimiento para obtener su libertad. [4]

Palacio del Marqués de la Eliseda, primera sede de Falange Española, en Marqués de Riscal nº16.

Don José Murciano Novillo, padre del protagonista de esta historia era un republicano convencido y había sido candidato a diputado a Cortes. No era simpatizante de Falange Española, pero respetaba las ideas de su primogénito y las justificaba con estas palabras: «los que no comulgan con el credo socialista tienen que defenderse afiliándose a aquellas Asociaciones que están más conformes con sus ideas de patria, familia y religión.» [5] palabras que hizo públicas en una carta al Director de La Nación. No he encontrado más referencias a la actividad política del joven José, pero supongo que continuaría con su militancia.

Una vez iniciada la guerra es detenido y encarcelado en la checa de Porlier en Agosto de 1936 [4]. «Después de varios meses consigue la libertad, y al intentar la Policía volverlo a detener se va a un cuartel de la recluta voluntaria roja, donde se inscribe para una de las brigadas del frente de Madrid, desde la que al mes, se pasa a las filas nacionales el 18 de julio del 37, en el sector del cementerio de San Isidro.» [4] En los diarios oficiales de la República encontramos también un requerimiento publicado en Octubre de 1937 en el que se le cita para declarar por un delito de deserción [6], con lo que se prueba que efectivamente abandonó las líneas republicanas para pasarse a la filas Nacionales.

Durante la contienda destaca en varias acciones: «Pelea en las Banderas de Castilla, primera de Aragón, segunda de Navarra de la brigada de García Valiño, y toma parte en la conquista de Castellón, donde es herido y después de curado vuelve a caer en la batalla del Ebro junto a Amposta, de cuya segunda herida salvó milagrosamente la pierna derecha, donde tuvo durante dos meses alojada una bala en la articulación de la rodilla.» [4]

Esquela de 1er aniversario de Flora Verbaeys (ABC del 25-III-1942, página 14).

Una vez terminada la Guerra Civil ocupa diversos cargos «en los organismos del Partido y al llamamiento de la Falange para luchar contra la bestia comunista acude, como todos los camaradas de la Vieja Guardia, alistándose en la División Azul, donde también se encuadró su único hermano Félix sin haber cumplido los dieciocho años.» [4]. Hay que tener en cuenta que unos meses antes de la invasión de Rusia la madre de los hermanos Murciano había fallecido. Quizás esta circunstancia les animó a alistarse en la División Española de Voluntarios.

Propaganda de los banderines de enganche para la División Azul en Madrid.

Igual que había ocurrido durante la guerra de España, también destaca por su valor en la campaña de Rusia. «En 11 de noviembre, en el fuerte ataque de Possak, le hirieron, como a todos los sirvientes de la ametralladora, quedándose solo y con un balazo en la corva izquierda que le impedía casi andar. Cuando los rusos le rodean, en número de 40 o 50 para apoderarse de él y de la máquina, se abre paso con bombas de mano, echándose la ametralladora al hombro para acercarse a las fuerzas de protección, pero tres de los rusos contenidos por las bombas, se van decididos hacia él pensando que carecía de arma defensiva; entonces tira de pistola y mata a uno de ellos y hace huir a los otros. A continuación se une a tres compañeros y con ellos organiza una defensa hasta que llegan las fuerzas de protección, asaltando una casa con bombas de mano y en cuyo asalto le hieren de metralla en el muslo derecho.» [4]

«Es hospitalizado en Koenigsberg, donde permanece hasta el fin de marzo, en que se cumple su anhelo constante de volver al lado de sus camaradas, y el 7 de mayo cae, dándole tierra en la inhóspita estepa rusa su hermano, que al día siguiente emprende su regreso a España.» [4] Muere a los 24 años de edad con el empleo de Sargento, sirviendo en la 4ª Compañía del 269 Rgto. Sus restos reposan en Moskit.

En una de las cartas a su padre, escribe: «Lo que yo hice no tiene nada de particular, pues todos los camaradas hicieron lo que pudieron» [4].

La División Azul, por Augusto Ferrer Dalmau.
La División Azul, por Augusto Ferrer Dalmau.

Referencias:

1.- Diario La Época del 11-VII-1934, página 2. Fuente: Hemeroteca BNE.

2.- La Nación del 1-VIII-1934, página 3. Fuente: Hemeroteca BNE.

3.- El Sol del 2-VIII-1934, página 4. Fuente: Hemeroteca BNE.

4.- ABC del 10-VII-1942, página 16. Fuente: Hemeroteca ABC.

5.- La Nación del 30-VIII-1934, página 5. Fuente: Hemeroteca BNE.

6.- Gaceta de la República nº 286 del 13-X-1937, Anexo página 71.