Recientemente el colegio ha comenzado una iniciativa cuyo objetivo es ofrecer a los alumnos encuentros con padres de distintos perfiles profesionales. Durante estas entrevistas se pretende proporcionar al alumno una visión de la actividad diaria que realizaría en un futuro si optara por una determinada profesión. Nihil novum sub sole. Esto no es nada nuevo. En realidad es algo muy antiguo. Tan antiguo como el propio colegio.
A continuación, os presento un resumen de la historia de este tipo de acciones, tal y como fue incluida en el libro «Los jóvenes ante la elección de carrera» editado en 1944 por la Asociación de Padres de Familia. Desgraciadamente, me temo que en la actual iniciativa no se ha contado ni con la Asociación de Antiguos Alumnos, ni con la Asociación de Padres como si se hizo anteriormente. Pese al altísimo nivel profesional de algunos antiguos por todos conocidos, y a la ayuda que podría proporcionar el colectivo de padres del colegio, se ha decidido ignorar a ambas instituciones. Ellos sabrán.
Respecto al artículo, me gustaría resaltar las referencias que se hacen al laboratorio de psicología experimental que durante muchos años dirigió Don Pedro Martínez Saralegui S.M., auténtico pionero en su especialidad. También es interesante la referencia a los premios que concedía la Asociación de Padres del colegio al mejor trabajo literario sobre la vocación profesional de los alumnos de bachillerato, y del que ya me hice eco en Mi Carrera.

Espero que disfrutéis de la lectura de este artículo que espera ser el primero de una serie que deseo que ayuden a los jóvenes bachilleres.
Al lector
Un poco de historia
El Colegio de Nuestra Señora del Pilar, de Madrid, convencido de la importancia que tiene para los muchachos de los últimos años del Bachillerato la elección de carrera, viene preocupándose desde muy atrás de este grave problema.
Ha sido siempre norma del Colegio ofrecer a los alumnos del último curso unos días de Ejercicios espirituales, orientados, más que nada, al estudio de este asunto, tan decisivo para su porvenir temporal y eterno. Todo, durante esos días, giraba en torno de estas ideas:
«¿Qué debo hacer yo de mi vida? ¿Dónde quiere Dios que le sirva? ¿Qué quiero ser? ¿Cuál es el puesto que Dios me tiene destinado?», etc.
En esos días, en que la luz de la gracia divina se prodiga con más abundancia, estos jóvenes, ayudados por su director espiritual y sus profesores, estudiaban su porvenir, y muchos salían decididos a ser ingenieros, médicos, o a servir al Señor en la vida religiosa o sacerdotal.

Conocida es también de todos la costumbre que tienen los colegios marianistas de mandar cada año a las familias un estudio, hecho con toda la objetividad posible, sobre las condiciones de orden somático, caracterológico, psíquico, social, religioso y moral de cada alumno. Este estudio es un verdadero retrato del alumno; en él se apuntan tanto las buenas como las malas disposiciones que empiezan a brotar en el corazón del niño, y hasta se señala la manera de contrarrestar las tendencias menos buenas.
En estos «psicogramas», tratándose de los alumnos de los últimos años del Bachillerato, se subrayan las disposiciones y tendencias más características de los muchachos, previa exploración hecha en alguna charla dada en tono familiar. De este modo, el profesor, que viene observándolos, puede anotar en el psicograma cuáles son las inclinaciones más pronunciadas del alumno, proporcionando así a los padres un elemento más de inicio.

Tampoco faltó en el Colegio un buen laboratorio de Psicología experimental, pero éste, como los demás que poseía el Centro, sucumbieron ante la barbarie roja. Los alumnos desfilaban por él, siendo sometidos a una serie de pruebas para cerciorarse de si los datos aportados por la simple observación coincidían con los resultados de la experimentación, para luego trazar el perfil de cada muchacho.
En 1925 se inició por ver primera una serie de conferencias. a cargo de los antiguos alumnos. En ellas se habló a los futuros bachilleres de las diversas carreras y de las condiciones requeridas para desempeñarlas debidamente. La revista El Pilar publicó algunos artículos de interés sobre tema tan importante, completándose el trabajo con la visita a diversas industrias y fábricas; terminadas estas visitas, los escolares exponían brevemente cuál era lo que más les había llamado la atención. De este modo se iba perfeccionando el estudio de las aptitudes de los alumnos con el fin de poderlos ayudar a elegir acertadamente su carrera.

Al reorganizarse nuevamente el Colegio, después de la guerra de liberación, y constituirse la Asociación de Padres de Familia del Pilar, se ha puesto el mayor empeño en no abandonar estos esfuerzos hechos en años anteriores; antes bien, se quiere intensificarlos, llevándolos hasta donde sea posible. Lo exige así el bien de los alumnos y el bien de España. Por estas razones, apenas se constituyó la Asociación, su primer cuidado fue atender este problema de la orientación de los alumnos. Para ello, la Dirección del Colegio, de común acuerdo con la Directiva de la Asociación, se trazó un programa, que ya el año anterior había dado excelentes resultados. Se trataba de proporcionar a los alumnos del último curso una serie de charlas sobre la elección de la carrera. El antiguo alumno, y hoy catedrático, por oposición, de la Universidad de Sevilla, D. Vicente Rodríguez, que fue el propulsor de este movimiento, nos sirvió de guía. Se agruparon los alumnos según sus aficiones, y una vez constituidos los grupos, dos o tres profesionales de esas carreras se pusieron en contacto con los colegiales, les dieron varias charlas y luego hablaron en particular con cada uno sobre las características de la carrera que pensaban abrazar.
En el curso 40-41 se organizó en toda regla el primer cursillo de conferencias profesiográficas a cargo de la Asociación de Padres de Familia y de Antiguos Alumnos. A estas conferencias asistieron alumnos de los últimos cursos y fueron invitados también los padres. Para despertar entre los muchachos el interés por un problema que tanto les afecta, la Asociación abrió un concurso en el que podían tomar parte todos los bachilleres salientes, ofreciendo un premio al mejor trabajo presentado.

En el presente curso se ha dado el segundo cursillo sobre orientación profesional, algo más completo que el anterior. Las conferencias han estado a cargo de verdaderas eminencias en sus respectivas profesiones. El interés que despertó el anuncio de estas conferencias profesiográficas fue tal, que la Directiva de la Asociación se decidió a tomar copia taquigráfica de las mismas para publicarlas en su día, beneficiando así a otros muchos jóvenes que no tuvieron la dicha de oír a los conferenciantes. Sabemos que nuestro propósito no es del agrado de todos los que dirigieron la palabra, pero estamos seguros de que, por el amor que profesan a la juventud, sabrán sacrificar esos reparos. Más que conferencias, son verdaderas charlas paternales, salpicadas de palabras de aliento y de sabios consejos; por eso, para dejarlas impregnadas de esa atmósfera de familia que se creó al primer contacto del conferenciante con los muchachos, las trasladamos a la imprenta sin amaños ni retoques.
Huelga hacer una presentación de los que se dignaron desfilar por el salón del Colegio para orientar a la juventud pilarista en las rutas de la vida, pues a más de herir su modestia, sería una cosa poco menos que imposible, ya que todos ellos son personajes cumbres en su especialidad, y las cumbres no necesitan de presentación; ellas mismas se exhiben. Con todo, queremos hacer constar en estas líneas nuestro profundo agradecimiento a los señores conferenciantes por el honor que han dispensado al Colegio y a la Asociación de Padres de Familia del Pilar.
Que la Patrona del Colegio bendiga y haga fructífera la semilla que tan copiosamente esparcieron los distinguidos conferenciantes.
LA DIRECCIÓN
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