Si hace unas semanas hablábamos de la sección de mayores en la Congregación del curso 1912-1913, en esta ocasión le toca el turno a la de los medianos. Merece la pena retroceder más de cien años e imaginarse a través de esta crónica cómo vivirían los pequeños pilaristas estas piadosas iniciativas.
La Congregación de los medianos no difiere sensiblemente de la anterior, ni como organización ni como funcionamiento. Hay que tener, sin embargo, en cuenta la menor edad de los alumnos que la forman, y es lo que ha inspirado a su celoso director una feliz iniciativa.
Cada semana los Congregantes sacan a suerte una papeleta en que se consigna el punto a que han de prestar más particular atención hasta el próximo sorteo. El resultado de semejante procedimiento ha sido inmediato y probablemente también duradero. No deja de ser edificante el ver a algún joven Congregante que, sin dejar de comprender la importancia del trabajo, no ha llevado, sin embargo, hasta el terreno práctico la eficacia de su convicción, realizar serios y constantes esfuerzos para amoldar su conducta a la voluntad de la Santísima Virgen, manifestada en la papeleta que le deparó la suerte.

Respecto a la recaudación se han dado mejor maña, y han reunido bastantes más recursos que la Congregación de los mayores estando su caja, si no pletórica en estado de suficiente prosperidad.
No podemos terminar estas líneas sin dar la más completa enhorabuena a todos los Congregantes por la labor efectuada durante este curso, por la excelente influencia que han ejercido dentro del Colegio y por las esperanzas que han hecho concebir, tanto para su acción social cuando tengan que ejercerla en más amplia esfera, como para la prosperidad de las Congregaciones, a las que han dado tan buena orientación y comunicado tan poderoso impulso.
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