
Como aquella noche en Getsemaní, la primera luna llena de la primavera, sigue iluminando nuestra oración: «Padre, si quieres, aparta de mí ese cáliz. Pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya».
También, como aquella tarde de Jueves Santo de 1932 en la que a las 15:00 se presentaban en el colegio dos curiosos personajes que venían a visitar el Monumento con el Santísimo Sacramento. Se trataba del Presidente de la República, Niceto Alcalá Zamora, y de su secretario, Rafael Sánchez-Guerra, antiguo alumno del colegio y del que ya hemos hablado en otras ocasiones. Única ocasión en la que un jefe del Estado ha visitado el Pilar.

Confiemos también nosotros en Dios Padre, igual que Jesús en el Huerto de los Olivos, poniendo nuestras vidas en sus manos. Hoy más que nunca nos damos cuenta de que para llegar a la Resurrección hay que pasar primero por el Calvario.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

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