Esta semana os dejo un artículo escrito por el famoso arquitecto Ignacio de Cárdenas Pastor. Hace unos meses ya publicamos el relato Tras el pecado la penitencia del mismo autor. Ignacio, había dejado el colegio un año antes y ya era un joven estudiante de arquitectura. Con el tiempo llegaría a convertirse en uno de los profesionales más prometedores de su especialidad, haciéndose cargo de las obras del edificio de la Telefónica en la Gran Vía madrileña.

Ignacio de Cárdenas estuvo muy ligado al colegio en aquellos años, formando parte como vocal de la primera Junta Directiva de la Asociación de Antiguos Alumnos en 1927. Desgraciadamente, su carrera se vio truncada por la Guerra Civil al exiliarse en Francia. En los años 40 regresó a España participando junto a su sobrino en el diseño del Edificio Bancaya en la Avenida de América.

Edificio de la Telefónica en la Gran Vía. Obra de Ignacio de Cárdenas Pastor.
Edificio de la Telefónica en la Gran Vía. Obra de Ignacio de Cárdenas Pastor.

En el artículo de hoy, nuestro compañero pilarista recuerda la importancia de la formación del carácter como preparación para afrontar los retos futuros de la vida. Desgraciadamente, aspectos como los que se narran en el texto hace mucho tiempo que han sido olvidados con el resultado por todos conocido.

Formación del carácter en el Colegio


A vosotros, antiguos compañeros que frecuentáis aún esas clases del Colegio, tan simpáticas, tan llenas de recuerdos; a vosotros, que aún escucháis amables reprensiones de un profesor que es vuestro amigo; a vosotros van dirigidas estas líneas de uno que está ausente de cuerpo, pero cuyo espíritu se honra de seguir perteneciendo al Colegio.

Pasan los años con veloz carrera, y de tiernos e inocentes párvulos os encontráis en cuarto, quinto o sexto año, en la edad en que se empieza a reflexionar sobre el porvenir, ese mago que os fascina, cautivándoos con sus quimeras y sin arredraros con sus desilusiones.

Todos los que esto leáis tendréis forjado en el crisol de vuestra imaginación un porvenir sonriente, afortunado, colmado de honores… en fin, rodeado de cuanto puede apetecer un hombre; pensáis llegar a ser abogados de arrebatadora palabra, militares capaces de todos los heroísmos, arquitectos o ingenieros de fama mundial; pero ¿cuántos son los que piensan en una cosa indispensable para llegar a todo eso? Se trata del carácter.

Edificio Bancaya en la Avenida de América. Obra de Ignacio de Cárdenas Pastor.
Edificio Bancaya en la Avenida de América. Obra de Ignacio de Cárdenas Pastor.

Y ese carácter se forma sin que lo notéis, sin daros cuenta, en vuestras clases diarias.

Cuando, por ejemplo, un profesor os corrige y os manda repetir un acto, no protestéis; acatad ese mandato y reprimid la insubordinación del amor propio: estáis moldeando vuestro carácter.

Porque el profesor cuando regaña, corrige o castiga (castigos que no merecen tal nombre), no lo hace con intención de molestaros, es para que aprendáis a acatar la orden superior, para que sepáis doblegaros a la disciplina; y el carácter es una fuerza disciplinada y no bravía ni caprichosa. Y como el carácter no sería perfecto si no le sirviera de inspiración y de norma el temor de Dios y la observancia de las prácticas de la Religión, procura el Colegio, por medio de sus cursos de doctrina y de las pláticas de la Capilla, tan sencillas como sustanciosas, que lleguen hasta vosotros los ejemplos de tantos santos que o llegaron ala cumbre de la perfección sino porque supieron ser hombres de carácter.

Ignacio de Cárdenas Pastor.
Ignacio de Cárdenas Pastor.

Otra cosa que a veces amarga, pero es de las que más influyen en la formación del carácter, son las notas. Pero ¿qué significa ese papelito ribeteado de rojo para el porvenir lejano? Si, como decía, ese papel es rojo, su poseedor debe tener amor propio, el cual estimula las ganas de estudiar para llegar a ser el primero, y en esa lucha honrada y leal ¡qué de esfuerzos que van labrando el carácter, la personalidad fuerte y perseverante!

Aplicándose cada cual por su parte a formar su carácter, utilizando los medios que proporciona el Colegio, se formará una legión de hombres fuertes que serán honra del Centro que los educó. De esta manera realizaréis todas vuestras aspiraciones, serviréis a España y contribuiréis a hacerla fuerte y respetada.

Mas nunca olvidéis que esa personalidad enérgica la cultivaron amables profesores en las clases tan gratas y tan simpáticas del Colegio del Pilar.

Ignacio de Cárdenas.