La congregación, fundada en el colegio el 28 de enero de 1910, continuaba su andadura. Si en el curso 1912-1913 la Congregación se había tenido que separar en dos grupos de Segunda Enseñanza (de 1º a 3º y de 4º a 6º), en este curso de 1913-1914 iniciaba su camino la Congregación de Primera Enseñanza, o de los pequeños.

El 19 de Marzo de 1914, festividad de San José, se celebró la recepción de nuevos congregantes y se pronunciaron los discursos del vicepresidente, Alberto Balseyro, de José Ignacio Vaillant y de Ramón Pastor, su secretario. Os dejo con la crónica y la inmisericorde crítica del autor. Espero que os guste. 

Las Congregaciones.


Perfectamente organizadas ya el año pasado, y en posesión de una tradición y de un espíritu propios, las congregaciones han podido reconstituirse desde los primeros días del presente Curso. El elogio más halagüeño que de ellas puede hacerse es afirmar que no han variado, ni como orientación, ni como práctica, prueba palmaria de que han encontrado asiento definitivo y organización adecuada. Sin embargo, como el elogio tomado a la letra pudiera dar la impresión de la rutina y de la languidez precursoras de la muerte, nos apresuramos a completarlo, añadiendo que su vitalidad no ha decaído un momento.

Capilla de Claudio Coello 41.
Capilla de Claudio Coello 41.

Una modificación ha de registrarse, sin embargo, que afecta al personal señalado para regir sus destinos y para representarla en el cargo de dignatarios. Achaques de la vida que es continua evolución, mudanza sin descanso que empuja irresistiblemente al joven bachiller hacia la Universidad; efecto también de las elecciones por las que los congregantes hacen recaer los cargos importantes en las personas de su confianza. La plana mayor ha cambiado, pero la transformación no alcanza más allá de las personas; el espíritu de la Congregación, que es como el alma invisible que la informa, ha permanecido el mismo; los dignatarios han confirmado lo acertado de la elección, y si los miembros han cambiado, la Congregación ha sido la prolongación genuína y viviente de la del año pasado.

Todo organismo se ve obligado a reparar las pérdidas que origina el funcionamiento de la vida. La Congregación tiene muy en cuenta este principio fundamental, y por eso ha celebrado con toda solemnidad dos recepciones, admitiendo en su seno a algunos nuevos miembros. Sin embargo, predomina más bien la nota de severidad al censurar las solicitudes de admisión; el puesto de congregante no es una gracia que se concede; es un derecho adquirido por la buena conducta. Sirva esta norma de recompensa a los que han ingresado y de estímulo a los que no han podido forzar la entrada.

Los oradores del año pasado, o han persistido en sus triunfos de elocuencia, o han encontrado dignos émulos capaces de mantener a buena altura su bien cimentada fama. Entre los que se han atrevido a arrostrar las dificultades de la palabra pública, a enfocar algún asunto serio y austero y a amenizarlo para los oyentes con una forma galana y sencilla, merecen algunos los honores de la publicidad.

Citemos en primer lugar, como corresponde a su cargo y al orden cronológico de su conferencia, a Alberto Balseyro [1].

Como era natural para quien tiene conciencia de la dignidad que representa, desenvolvió el asunto más propio para una primera reunión: El fin de la Congregación.

Asunto importante, si los hay, complejo, delicado para evitar exageraciones que no por ser piadosas son más discretas. No obstante, fue desenvolviendo las ideas con claridad, con orden, con entonación natural y, para que no nos acusen de bonachones, lo diremos también, con un rigor matemático impropio de la oratoria, aun la más modesta, y para andar por casa. Una conferencia no ha de ser un teorema. Con lo cual no pretendemos mermar el aplauso, sino aquilatar mejor los elogios.

J. Y. Vaillant [2] no se arredró ante un tema tan sutil y tan falseado, por desgracia, como el de La verdadera Libertad y no solamente supo desenvolver su concepto filosófico analizándolo con sagacidad y exponiéndolo con lucidez, sino que señaló las mil aplicaciones que tiene la verdadera libertad en la vida y el uso que de ella ha de hacer todo joven para el gobierno de sí mismo. Proporción, claridad, ejemplos acertados: estas y otras cualidades brillaron en su conferencia, y, ya que hemos de ejercer de Aristarcos, diremos al orador que aún no ha perdido bastante el miedo al público.

Congregación de mayores y medianos en el curso 1913-1914.
Congregación de mayores y medianos en el curso 1913-1914.

Hemos de señalar también entre los conferenciantes, a nuestro digno secretario, Ramón Pastor [3], que disertó acerca del Trabajo. Fue una conferencia con todas las de la ley, amén de sus galas literarias, pero de gusto sobrio y nervioso. ¡Lástima que la dicción fuera un tanto atropellada y no nos permitiera saborear con reposo cosas tan buenas y tan bien aderezadas!

Enhorabuena a los oradores, que brota tanto más espontáneamente del alma cuanto que esperamos que todo no quedará reducido a unas pompas retóricas, y que sus discursos se habrán concretado en algo más palpable y sólido que las palabras que suenan y desaparecen.

Notas del Editor:

  1. Alberto Balseyro Gómez (†1921): Promoción de 1914. Oficial de infantería muerto en combate en el monte Arruit (desastre de Annual) en 1921.
  2. José Ignacio Vaillant Tordesillas (†1955): Promoción de 1914. Marqués de Candelaria de  Yarayabo y marqués de Ustariz.
  3. Ramón Pastor Mendivil: Promoción de 1915. Abogado y periodista. Director del ABC desde 1946 a 1952.