Hoy hacemos un repaso a las adquisiciones de material escolar para el curso 1913-1914. Esta sección era un clásico en la revista Recuerdos y trataba de informar a los padres del alto nivel pedagógico que alcanzaba el colegio a través del nuevo material didáctico que en esa época se consideraba puntero.
Algunos de los objetos descritos en estas secciones aún están, o por lo menos estaban hace unos años, en el colegio y nos permiten conocer cómo han evolucionado los medios pedagógicos en el ultimo siglo. Espero que disfrutéis de este viaje en el tiempo.
Material escolar.
¿Qué diremos del material escolar, adquirido este año? El escandaloso déficit que en esta materia dejó el ejercicio del curso anterior, hacía esperar más formalidad en la administración de los fondos destinados a esta parte. Hojeemos un poco este capítulo.
En la partida de Ciencias naturales aparece en primer término la Agricultura con soberbios modelos niquelados y otros de madera. Son los siguientes:
De la Casa Soler, de Barcelona.
Arado de vertedera giratoria. (Jaén.)
Arado de Brabant.
Grada articulada, de Howard.
Rulo Croskill.
Sembradora Smith.
Colmena, sistema Layens.

De la Casa Volckmar, de Leipzig.
Segadora.
Trilladora.
Henificadora.
Arado patatero.
Cultivadora.
Limpiadora.
Molino harinero.
Grada de madera.
Dos rodillos, modelos distintos, guadaña, rastrillo y otros aperos en miniatura.
Al lado de esta maquinaria que da la ilusión de una exposición agrícola, figura una colección de 126 muestras diversas de semillas, arregladas según el ingenioso sistema de Lienau que une el desideratum del buen naturalista: «variado, completo, en poco sitio» con ese otro, obsesión de todo diligente comprador: «bueno, bonito, barato».

La Geología se ha enriquecido en la primera de las tres expediciones de fauna marítima que se comprometió a proporcionarle la Estación biológica de Santander [1]. Comprende 42 frascos alineados en impecable formación, único detalle que interesa al profano, pues los bichos que encierran son tan estrambóticos de forma como enrevesados de nombre; y aun cuando así piensan también no pocos estudiantes de Historia Natural, están lejos de desdeñarlos, ya que merced a esos ejemplares resulta más llevadera aquella parte de la zoología que sin ellos sería un verdadero rompecabezas.

La ciencia de los pedruscos -léase Mineralogía y Litología– ha aumentado en más de un centenar de nuevos ejemplares el número de pacíficos habitantes de las cajitas verdes y azules. Pero como efecto de su incorregible inercia, complicada con el principio de la impenetrabilidad de las masas, no cabían todos en los antiguos armarios, se ha construido para ellos uno «ad hoc» en donde tanta cajita, con pedantes letreritos, exhibe guijarros de todos los colores y tamaños escalonados con geométrica regularidad en diminuta gradería: un anfiteatro fósil.

Encima del mismo armario, por no tener cabida en él por estirados y presuntuosos, los seis tipos cristalinos de fuertes alambres, pintados con distintos colores para diferenciar aristas y ejes de simetría, campeando sobre pedestales de madera, en amigable consorcio con algunos gigantes malacológicos -vulgo conchas- excluidos ellos también por fantasmones, de las estanterías de sus congéneres más modestos. Más formalitos, 52 modelos cristalográficos se acomodan en humilde caja de madera.

La Física, convaleciente de la sangría que ocasionó el curso pasado, se ha mostrado poco exigente. Se ha contentado con un aparato fotográfico estereóspido Gaumont metálico, objetivo Göerz 16,3, una cámara de ampliación y una grúa eléctrica, con alguno que otro detallito poco costoso, prueba evidente de sensatez, pues habitualmente el tal gabinete es bastante más agresivo en achaques de gastos.
Su colega, la Química, cómplice en el desfalco mencionado, no ha pedido más que los cuadros de Bopp, soberbios dibujos semi-esquemáticos y en colores, que dispensan al profesor de enojosas pinturas en la pizarra, con sensible ganancia de tiempo.

Las letras, aparte de los cuadros históricos y geográficos de los que se ha hablado en otra parte, han concentrado sus esfuerzos en surtir las bibliotecas de buena literatura española y extranjera. Mencionemos, sin embargo, los tres magníficos panoramas de Roma (2,10 x 0,75), Atenas (2,50 x 0,75) y Cartago (1,30 x 0,75) por Aucler. Obras artísticas a la par que reconstituciones arqueológicas de la más escrupulosa exactitud, permiten leer los autores clásicos con la ilusión del ambiente en que éstos escribieron y en que se movieron las gigantescas figuras de la antigüedad.

Por fin, la enseñanza instructiva de las clases elementales aumentó su ya considerable tesoro con los sugestivos cuadros de fisiología humana de Bauer-Fischer, con un segundo Compendio Métrico de distinto modelo del que manejan los alumnos de aritmética, y de algunos mapas de la colección Kiepert, émula de las de Justus Perthes que ya posee el Colegio. Tales son las adquisiciones realizadas durante el último año escolar.
Notas del Editor:
1.- Se refiere a la “Estación Marítima de Zoología y Botánica Experimentales” fundada 1886 en Santander.
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